"La señorita Julia", de La Galera Teatro


Ninguno de los personajes se salva de la miseria humana en "La señorita Julia", pieza que sube y baja a sus protagonistas, como en una rueda de Chicago, de tal manera que no hay ni bueno ni malo, sino solo dos pobres seres envueltos en sus pasiones, prejuicios y dramas, que se enredan y nos enredan en una maraña llamada juego de poder.

Escrita a finales del siglo 19, por el sueco Johan August Strindberg, llega este 2018 a las tablas salvadoreñas de la mano de Fernando Umaña, quien dirige a René Lovo y a Rebeca Dávila Dada para dar vida a este relato dramático en el pequeño escenario de La Galera, que se ha convertido en una opción para disfrutar del teatro (y luego, comer rico).

Era la noche de un sábado lluvioso, más o menos el sexto sábado de la producción. Pese a la incomodidad del tráfico, siempre caótico en esas circunstancias fluviales, nada detuvo a un buen grupo de espectadores.

A un lado del escenario, un músico y un bajo nos daban la bienvenida al espectáculo que, tras las protocolares primera, segunda y tercera llamada, arrancó.

Ahí apareció el pobre Juan, criado de la casa, y al poco, Julia, la señorita, la caprichosa, arrogante y seductora hija del patrón... pero en la medida en que la trama avanza, los roles cambian, y entonces vemos a otro Juan y a otra Julia. Él se muestra como un aprovechado, manipulador, y ella como una ilusa.


Más que diferencias sociales, es el sexo entre los personajes la llave para un juego de poder que, como en una mesa de pimpón, nos hace dirigir la mirada hacia uno y otra, juzgándolos, rechazándolos, distanciándonos, empatizando y, a ratos, hasta odiando alternadamente.

Así como en la vida, más allá de buenos y malos, de la simpleza de lo negro y lo blanco, hay circunstancias, hay historias, hay uno-una que abusa porque puede, porque en ese momento tiene la sartén por el mango... pero, cuidado, que la rueda de Chicago da vueltas igual que la fortuna.

Si todavía no ha visto el espectáculo, La Galera anuncia dos semanas más de temporada. Son solo US$6.00 de entrada general y tras la presentación se puede quedar a disfrutar de la buena cocina, de la cerveza a buen precio, de la  infaltable buena conversación en los espacios del diletante.      

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