Un libro poco comentado, pero buenísimo.
La salvadoreña Claudia Hernández no debe su formación literaria a academias en el extranjero, ni su pluma ha sido abonada por el exilio, calamidades, la militancia política o guerras vividas en carne propia. Ella es más bien una escritora que construye sus historias desde el rincón de la disciplina, de la constancia, de la dedicación. Un trabajo que rinde ahora nuevo fruto con “Olvida Uno”, selección de cuentos en los que muestra una nueva herramienta de creación: lo fantástico, elemento que aparece en ésta publicación con más fuerza que antes.
Ya en “Mediodía de Frontera” la autora nos teje lo irreal a través de la ironía y el absurdo; lo grotesco es retratado con humor (como el hombre que atrapaba cucarachas con la boca) o con aparente y hasta surreal normalidad como el instructivo para el hijo muerto, que también nos evidencia esa manía de la escritora por disolver en sus historias las fronteras entre el humor y la tragedia. Pero sigamos las huellas de sus recurrencias.
Buey, león, buitre, rinoceronte, perro y cucarachas son algunos de los personajes de “Mediodía de Frontera” y que en “Olvida Uno” dan paso a un lobo de piedra; las niñas de cuentos anteriores (como aquella que mira al ángel o la que juega a inventar formas de morir) están presentes ahora en el cuento “la mía era una puerta fácil de abrir”, en donde obliga al personaje masculino a mudarse de apartamento. También continuamos encontrando en sus escritos a seres, algunos celestiales y otros de la imaginación o la locura, que irrumpen en los hogares de los personajes. Pero el uso que ahora hace de lo fantástico es mucho mayor: primero encontramos a una mujer que guarda un “infinito” en el cuarto de baño y luego tenemos todo un desfile de seres y situaciones. Claudia ahora nos cuenta de un hombre sin cuerpo, animales con presencia de olor a miel, una mariposa de luz, un perro de cristal, torogoz de agua, gatos de sombras, voces que se pegan a la ropa, de un hombre que sueña en kurdo y de una mujer que entiende el georgiano.
Sus personajes siempre son variados, pero ahora son también multiculturales. Aún no conozco el porqué del título “Olvida Uno”, pero si pudiera subtitularlo le agregaría “Cuentos multiétnicos fantásticos”, para tratar de abarcar en unas pocas palabras esta nueva publicación.
Son cuentos que bien se pueden leer aqui o alla, por vos, por usted o por mi. Muy poco se conocen y es una verdadera lástima, porque revelan esa cosntante renovación que caracteriza a los autores que logran la permanencia.
Conocer a Claudia Hernández a través de Mediodía fue un placer, pero redescubrir a la narradora joven mas laureada del país, a través de Olvida Uno ya es un deber.
Ya en “Mediodía de Frontera” la autora nos teje lo irreal a través de la ironía y el absurdo; lo grotesco es retratado con humor (como el hombre que atrapaba cucarachas con la boca) o con aparente y hasta surreal normalidad como el instructivo para el hijo muerto, que también nos evidencia esa manía de la escritora por disolver en sus historias las fronteras entre el humor y la tragedia. Pero sigamos las huellas de sus recurrencias.
Buey, león, buitre, rinoceronte, perro y cucarachas son algunos de los personajes de “Mediodía de Frontera” y que en “Olvida Uno” dan paso a un lobo de piedra; las niñas de cuentos anteriores (como aquella que mira al ángel o la que juega a inventar formas de morir) están presentes ahora en el cuento “la mía era una puerta fácil de abrir”, en donde obliga al personaje masculino a mudarse de apartamento. También continuamos encontrando en sus escritos a seres, algunos celestiales y otros de la imaginación o la locura, que irrumpen en los hogares de los personajes. Pero el uso que ahora hace de lo fantástico es mucho mayor: primero encontramos a una mujer que guarda un “infinito” en el cuarto de baño y luego tenemos todo un desfile de seres y situaciones. Claudia ahora nos cuenta de un hombre sin cuerpo, animales con presencia de olor a miel, una mariposa de luz, un perro de cristal, torogoz de agua, gatos de sombras, voces que se pegan a la ropa, de un hombre que sueña en kurdo y de una mujer que entiende el georgiano.
Sus personajes siempre son variados, pero ahora son también multiculturales. Aún no conozco el porqué del título “Olvida Uno”, pero si pudiera subtitularlo le agregaría “Cuentos multiétnicos fantásticos”, para tratar de abarcar en unas pocas palabras esta nueva publicación.
Son cuentos que bien se pueden leer aqui o alla, por vos, por usted o por mi. Muy poco se conocen y es una verdadera lástima, porque revelan esa cosntante renovación que caracteriza a los autores que logran la permanencia.
Conocer a Claudia Hernández a través de Mediodía fue un placer, pero redescubrir a la narradora joven mas laureada del país, a través de Olvida Uno ya es un deber.
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Pd: encontré tu blog buscando "literatura fantástica salvadoreña" en Google.